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Sobre las Ciencias Sociales en el siglo XXI  

 

Juany Guzmán León

01 de agosto de 2020

 

La generación y socialización del conocimiento es una actividad central que nos caracteriza como seres humanos, como personas.   En particular, la integración de comunidades científicas que persiguen preguntas y buscan respuestas, es uno de los fenómenos más enriquecedores de la experiencia humana.   Esa experiencia vital, sin embargo, se subestima cuando es atravesada por intereses de lucro, cuando el dinero y las ganancias, la rentabilidad económica y financiera se sitúan o intentan situarse por encima del estudio y del conocimiento.

El conocimiento y, en consecuencia, el conocimiento científico  vale por las preguntas que se plantea, por desarrollar como problema a resolver las dificultades, los obstáculos, la imposibilidad de satisfacción de necesidades de las personas y su entorno en un momento dado.  Avanzar hacia la construcción de las preguntas pertinentes, nos enfrenta a la posibilidad de encontrar respuestas, alternativas, soluciones.   Solo si somos capaces de preguntarnos, podemos respondernos.    Esa capacidad de construir preguntas, y el tipo de preguntas que se construyen va delimitando las áreas de conocimiento y luego las disciplinas del conocimiento.    La riqueza de las disciplinas viene dada precisamente por ello, porque no escabullen las preguntas, más bien las persiguen: ahí está su valor y su vigencia.

Las ciencias sociales, en tiempos del dios dinero y la diosa rentabilidad, persiguen preguntas sobre el ser humano como un ser social, y que intentan responder a las formas de organización social, a las relaciones de poder imperantes, a las formas de articulación de las colectividades, a la distribución desigual de la riqueza y de las oportunidades de las personas, a los escenarios de privilegios vs. discriminación étnica, económica, social, religiosa, etárea, territorial, entre otras, que separan a los seres humanos; a las condiciones múltiples y diversas del entorno ambiental, social y cultural donde habitan y transitan las personas.

Son preguntas de las que no rehúyen quienes estudian y forma n nuevas generaciones en las llamadas ciencias sociales, que van desde la ciencia política, la sociología, el derecho, la economía, la educación, o el periodismo, hasta la psicología, la ecología y la agronomía social.

En el presente siglo XXI, en que tomamos conciencia de la urgencia de que nuestros países destinen todos los recursos posibles a la investigación, la innovación y el desarrollo (I­+D); las ciencias sociales no solo mantienen, sino adquieren una especial vigencia:  ¿a quién beneficia dicho conocimiento, a quién perjudica, quién los genera, cómo se genera, cuáles son las hojas de ruta, quién participa en dichos procesos,  cuál es la ética que subyace a la investigación?  Quién, quiénes están detrás de los proyectos; ese conocimiento, ¿contribuye a reducir desigualdades y reconocer plenos derechos para todas las personas?  Son un sinfín de preguntas que las ciencias sociales persiguen y forman nuevos profesionales que construyan nuevas preguntas y aborden nuevos y viejos problemas.   El conocimiento en las ciencias sociales, como todo conocimiento científico, no busca ser complaciente, se condescendiente: busca ser crítico y riguroso, busca la verdad, esa verdad compleja como el ser humano mismo, como todas y todos los seres humanos.

 

Juany Guzmán León, catedrática de la Escuela de Ciencias Políticas

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